Postres y dulces
El membrillo es una fruta de 
otoño, muy aromática, pero difícilmente consumible al natural, porque su carne resulta muy árida al paladar. Pero este humilde fruto nos ofrece uno de los manjares de la cocina y de muchísimas recetas, el dulce de membrillo o la carne de membrillo, una exquisitez de la cocina tradicional que bien puede utilizarse como postre o merienda, o servir de acompañamiento, por ejemplo, para degustar un buen queso, o servir de ingrediente en muchas recetas dulces o saladas. Su elaboración es sencilla, aunque requiere un mínimo de paciencia, y se conserva mucho tiempo en un lugar seco y frío, ya que, no en vano, la receta del dulce de membrillo es la tradicional, utilizada toda la vida para aprovechar esa magnífica fruta y para guardar su carne azucaradas en nuestras despensas.
Ingredientes:
Un kilo de pulpa de membrillo, ya pelado, limpio y troceado.
Un kilo de azúcar.
El zumo de medio limón.
Elaboración:
Colocar el membrillo y el azúcar en una cazuela. Regarlo con el zumo de medio limón y dejar reposar media hora.
Colocar a fuego suave y dejar que el azúcar se derrita con la humedad de la fruta y el limón. Dejar cocer a fuego muy suave, removiendo a menudo, para que la fruta suelte toda su peptina, y el membrillo comience a caramelizar. Cuando la mezcla esté cocida y dura, estará cocido y ya en semiconserva nuestro dulce o carne de membrillo.
Verter, antes de que se enfríe, en los recipientes donde luego lo conservaremos, tapado y en un lugar frío, oscuro y seco.
Truco:
Si se desea aromatizar todavía más el resultado y utilizar un conservante natural, podemos añadir a la mezcla un par de cucharadas de miel natural, de romero o de acacia. El resultado es un poco menos sólido que la tradicional carne de membrillo, pero está riquísimo. Este dulce combina a la perfección con el queso, cuando más seco y fuerte mejor, porque la mezcla de sabores es insuperable.
