El cuchifrito, en España, se realiza normalmente con trocitos pequeños de cochinillo o de cordero lechal fritos, muy dorados a la sartén, con ajo y perejil. En esta ocasión proponemos variar la receta hacia un ave, el pollo, de carne blanca y menos grasa, pero igualmente adecuada para este delicioso plato de la cocina auténtica y tradicional. También se conoce como pollo al ajillo, al que se añaden tacos de patata, y forma un conjunto sabrosísimo, para chuparse los dedos, al estar aromatizado con ajo y perejil en su punto, con buen aceite de oliva. Esta es una receta sencilla y económica, en la que un pollo bien troceado con las herramientas expertas del carnicero puede ser suficiente para seis comensales.
Ingredientes:
Un pollo limpio y troceado en pequeños pedazos, con cuidado al cortar los huesos, para que no queden esquirlas que luego resultaran molestas a la hora de comer.
Dos o tres patatas medianas.
Ocho dientes de ajo.
Una taza de perejil picao.
Sal y pimienta al gusto.
Aceite de oliva.
Elaboración:
Salpimientar el pollo y reservar.
Calentar unas seis cucharadas de aceite en una sartén y echar el pollo. Primero, dorarlo unos cinco minutos a fuego vivo y bajar el fuego para que se fría poco a poco, hasta el interior de cada pedazo.
Mientras, pelar y trocear las patatas en dados. Freírlas aparte en aceite de oliva bien caliente. Escurrirlas y echarlas a la misma sartén que el pollo, que ya estará a media cocción. Echar encima el ajo y el perejil picados, mezclados con otras dos cucharadas de aceite de oliva virgen.
Terminar la fritura y servir.
Truco:
Este mismo plato puede realizarse con tacos o tiras de pechuga de pollo, en cuyo caso habrá que vigilar los tiempos de cocción, para que no resulten demasiado secas. También pueden mezclarse pequeños trozos de pollo con medio conejo troceado, lo que convertirá este cuchifrito en un plato original y más rico todavía.