El redondo de ternera es otra de esas recetas sencillísimas, pero cuyo resultado es digno de las mejores mesas. Recién salido del horno, en su punto, regado con su propio jugo y caliente, con un puré de patatas natural es un plato digno de mantel y celebración. Pero tiene sus ventajas, porque frío, cortado muy fino a modo de "roast beef", o servido con una salsa de verduras y vino también ofrece alternativas magníficas y muy prácticas. Esta pieza cárnica de la ternera es ideal para un asado. En su propio jugo, con esta receta sencilla y sabrosa, es una garantía de éxito.
Ingredientes:
Un redondo entero de ternera, sin trocear.
Una copa de coñac.
Sal gorda y pimienta recién molida.
Cuatro cucharadas de aceite de oliva.
Elaboración:
Precalentar el horno a 225 grados.
Frotar toda la superficie del redondo con la sal y la pimienta negra molida.
Colocar la pieza en una placa o fuente de hornear y rociar con el aceite de oliva.
Introducir el horno a 250 grados durante cinco minutos. Dar la vuelta y mantener a fuego alto durante otros cinco minutos.
Bajar la temperatura del horno a 220 grados, y seguir asando durante, al menos, media hora.
Rociar con el coñac.
Asar durante media hora más. Si la fuente queda seca, poner un vasito de agua en el fondo, para mantener la jugosidad de la carne.
Cuando, al pinchar, la carne no sangre, retirar, cortar en rodajas y servir con su propio jugo.
Truco: Si se desea un asado rustido por fuera y rosado por dentro, mantener inicialmente la temperatura muy alta, durante diez minutos, y luego bajar a 180 grados. Reducir, en ese caso, el tiempo de asado.